Venustiano Carranza fue uno de los personajes más destacados durante la Revolución Mexicana. Fue un líder revolucionario que luchó contra la dictadura porfirista y buscó instaurar un gobierno que promoviera la democracia y la justicia social en México. Sin embargo, a lo largo de su gobierno, Carranza tuvo que enfrentarse a diversas fuerzas opositoras que amenazaban la estabilidad de su gobierno y la continuidad de sus ideales revolucionarios.
Una de las principales oposiciones que enfrentó Carranza fue la del grupo revolucionario conocido como la División del Norte, liderado por el famoso general Francisco Villa. Carranza y Villa tenían diferencias ideológicas y estratégicas que eventualmente los llevaron a enfrentarse. Villa, quien había sido uno de los aliados iniciales de Carranza durante la Revolución, se rebeló en 1913 en contra del gobierno de Victoriano Huerta y se convirtió en uno de los líderes más prominentes de la revolución. Sin embargo, Villa tenía una visión más radical y violenta de la revolución, mientras que Carranza buscaba establecer un gobierno constitucional y pacífico. Esta diferencia de enfoques llevó a la ruptura entre Carranza y Villa, y se desató una guerra abierta entre ambos bandos. A lo largo de varios años, Carranza y sus fuerzas lograron derrotar a Villa, quien finalmente se retiró de la política y fue asesinado en 1923.
Otra oposición que enfrentó Carranza durante su gobierno fue la del grupo revolucionario conocido como los zapatistas, liderado por Emiliano Zapata. Zapata era un líder revolucionario que luchaba específicamente por las demandas de los campesinos y trabajadores agrícolas. Consideraba que las tierras comunales debían ser devueltas a los campesinos y que el gobierno debía garantizar la justicia social en el campo. A pesar de que Carranza había incluido algunas de estas demandas en su Plan de Guadalupe, Zapata no confiaba en él y se declaró en oposición al gobierno. A lo largo de los años, las fuerzas zapatistas y carrancistas se enfrentaron en diversas ocasiones, pero no lograron derrotarse mutuamente. Fue hasta 1919, cuando Carranza envió a un general leal a él a asesinar a Zapata en una emboscada.
Además de estas oposiciones armadas, Carranza también tuvo que enfrentarse a la oposición política de diversos grupos y figuras. Por un lado, la élite porfirista, que había sido derrocada durante la revolución y que veía a Carranza como un enemigo de sus intereses y privilegios, buscaba desestabilizar su gobierno y regresar al poder. Por otro lado, los líderes de los diferentes grupos revolucionarios que habían apoyado a Carranza en un principio también se volvieron sus opositores. Estos líderes buscaban una mayor participación política y una distribución más equitativa del poder, pero se sentían marginados por Carranza y su grupo más cercano.
En su lucha contra todas estas oposiciones, Carranza utilizó diversas estrategias que le permitieron mantenerse en el poder. Una de sus principales estrategias fue la de buscar alianzas con otros líderes revolucionarios y con grupos políticos afines a sus ideas. Así, Carranza logró establecer una coalición política conocida como el "bloque carrancista", que incluía a líderes de diferentes grupos revolucionarios y a políticos que habían apoyado su gobierno.
Además, Carranza tomó medidas para neutralizar a sus opositores. Por ejemplo, en el caso de la División del Norte, Carranza utilizó su poder político y militar para debilitar a Villa y su grupo. A través de una serie de medidas como la confiscación de tierras y la persecución política, Carranza logró que muchos seguidores de Villa abandonaran sus filas y se unieran a su gobierno. Esta estrategia debilitó considerablemente el poder de Villa y, eventualmente, lo llevó a su derrota.
Por otro lado, en el caso de los zapatistas, Carranza optó por una estrategia más represiva. A través de una política de contrainsurgencia, Carranza envió al ejército a reprimir a los zapatistas y a desmantelar sus bases de apoyo. Además, Carranza también utilizó la política de tierra arrasada, es decir, destruyó las comunidades agrícolas zapatistas y desalojó a los campesinos de sus tierras. Esta estrategia resultó en una dura represión contra los zapatistas y en la pérdida de apoyo popular para Carranza.
En conclusión, Venustiano Carranza enfrentó una serie de oposiciones durante su gobierno que amenazaron la estabilidad de su gobierno y la continuidad de sus ideales revolucionarios. Sin embargo, a través de alianzas políticas, medidas represivas y estrategias militares, Carranza logró mantenerse en el poder y derrotar a sus opositores. A pesar de las críticas y controversias que rodearon su gobierno, Carranza sentó las bases para el establecimiento de la Constitución de 1917 y para el surgimiento de un nuevo México más democrático, justo y moderno.