La influencia de la Masonería en la Independencia de México

La Independencia de México, un proceso histórico de gran trascendencia, contó con la participación de múltiples actores y factores. Entre estos, la masonería jugó un papel significativo que muchas veces pasa desapercibido en los relatos tradicionales. La masonería, una sociedad secreta cuyos orígenes se remontan a la Europa medieval, se convirtió en un núcleo de pensamiento liberal y reformista que influyó considerablemente en las luchas independentistas de diversas regiones, incluido México.

Para entender la influencia de la masonería en la Independencia de México, es necesario remontarnos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Durante este periodo, la Ilustración difundía ideas progresistas por toda Europa, promoviendo la razón, la ciencia y los derechos individuales. Los ideales ilustrados encontraron un cauce importante en las logias masónicas, que se expandieron a lo largo y ancho del continente. En las colonias americanas, y específicamente en Nueva España, estas ideas encontraron un terreno fértil entre la élite criolla y algunos sectores de la educación y el gobierno.

Las logias masónicas en Nueva España no solo compartían la filosofía de la Ilustración, sino que también promovían un pensamiento liberal que cuestionaba la autoridad colonial y abogaba por derechos y libertades más amplios. La masonería proporcionó un espacio para la discusión y el intercambio de ideas revolucionarias. En un contexto donde la censura y la represión eran frecuentes, estas logias actuaron como refugios seguros donde las aspiraciones independentistas podían germinar y desarrollarse.

Muchos de los líderes del movimiento independentista mexicano, como Miguel Hidalgo y José María Morelos, estuvieron en contacto con ideas masónicas. Aunque no se ha comprobado documentalmente su membresía activa en las logias, hay evidencias y testimonios que sugieren la influencia de esos ideales en su pensamiento. Hidalgo, conocido como "el padre de la patria", estudió en el Colegio de San Nicolás en Valladolid, una institución que promovía la enseñanza avanzada y el pensamiento crítico, principios en consonancia con los valores masónicos.

Asimismo, los insurgentes utilizaban símbolos y elementos propios de la masonería, como el uso de contraseñas y signos secretos, para organizarse y comunicarse sin ser detectados por las autoridades coloniales. Este modus operandi facilitaba la coordinación de un movimiento que, en muchos casos, debía operar clandestinamente para evitar la persecución. La influencia masónica también se reflejaba en los objetivos y programas de los líderes insurgentes, que abogaban por la igualdad, la libertad y la fraternidad, conceptos medulares en la filosofía masónica.

Otra figura clave de la Independencia mexicana, Vicente Guerrero, fue un destacado seguidor de los principios liberales y masónicos. Guerrero no solo fue un líder militar exitoso, sino también un ferviente defensor de los derechos humanos y la justicia social. Siguió luchando por la independencia a pesar de las adversidades, y su compromiso con los ideales de libertad e igualdad le ganó el apoyo de diversos sectores, incluida la incipiente masa políticamente consciente derivada de los principios promovidos por la masonería.

La participación directa de masones en la política y en las acciones militares independentistas es también digna de mención. Francisco Javier Mina, un liberal español y masón, llegó a México en 1817 para apoyar la causa insurgente. Mina fue acogido por las fuerzas independentistas y su participación trajo no solo refuerzos sino también un impulso renovador, demostrando la conexidad de las luchas liberales y las redes masónicas a nivel transatlántico.

Cabe destacar que después del consumado logro de la independencia en 1821, la influencia masónica no se diluyó. De hecho, varios de los primeros presidentes de México, incluyendo a Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, eran francmasones. Las logias masónicas continuaron siendo foros donde se discutían y promovían reformas políticas y sociales, y su influencia fue palpable en la redacción de la primera Constitución mexicana de 1824, que reflejaba muchos de los principios liberales defendidos por la masonería.

Sin embargo, la influencia masónica no estuvo exenta de tensiones y conflictos. Las diferentes corrientes dentro de la masonería, particularmente las logias del Rito Escocés y del Rito de York, representaban distintos enfoques políticos. Mientras que el Rito Escocés tendía a ser más conservador y centralista, el Rito de York se inclinaba por un federalismo más liberal. Estas divergencias reflejaban las tensiones políticas más amplias en la naciente república y, en algunos casos, derivaron en conflictos directos que influyeron en la inestabilidad política de los primeros años de independencia.

A pesar de estas diferencias, la masonería en conjunto jugó un papel crucial en el establecimiento del Estado mexicano moderno. Sus principios de igualdad, libertad y fraternidad ayudaron a fundamentar las bases del nuevo orden político y social. Incluso en épocas posteriores, los ideales masónicos continuaron influyendo en las reformas liberales del siglo XIX, como las llevadas a cabo por Benito Juárez, otro prominente masón, durante la Reforma.

En suma, la masonería tuvo una influencia marcadamente significativa en la Independencia de México. Proveyó de un espacio para la discusión y el germen de ideas liberales y revolucionarias, e impulsó a varios de los líderes insurgentes y forjadores del país. Su impacto se extendió más allá del logro de la independencia, dejando una huella indeleble en la configuración política y social del México moderno. Entender esta influencia permite apreciar de manera más completa y compleja el proceso de independencia y la construcción de la nación mexicana.

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