La cosmogonía teotihuacana: explorando su visión del universo

La antigua ciudad de Teotihuacán, cuyo nombre en náhuatl significa "El lugar donde los dioses fueron creados", alberga no solo imponentes pirámides y estructuras arquitectónicas, sino también una rica cosmogonía que arroja luz sobre la visión del universo que tenían sus habitantes. Aunque los teotihuacanos no dejaron registros escritos que describieran detalladamente su cosmogonía, los vestigios arqueológicos y las representaciones artísticas proporcionan pistas fascinantes sobre su percepción del cosmos.

La Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna, dos de las estructuras más destacadas de Teotihuacán, desempeñaban un papel central en la cosmogonía de esta civilización. La disposición geométrica de estas pirámides sugiere una conexión con el movimiento de los astros y la creación del universo. Se cree que la Pirámide del Sol estaba asociada con la deidad solar, mientras que la Pirámide de la Luna representaba a la diosa de las aguas y la fertilidad. Estas asociaciones reflejan la importancia de los ciclos naturales en la comprensión teotihuacana del orden cósmico.

La representación artística de animales mitológicos y seres divinos en murales y esculturas ofrece más información sobre la cosmogonía teotihuacana. La figura del "hombre-pájaro" o "pájaro-serpiente" se encuentra comúnmente en las representaciones teotihuacanas y se asocia con la conexión entre el cielo y la tierra. Esta figura mitológica simboliza la dualidad cósmica, un tema recurrente en la cosmovisión mesoamericana, que destaca la interconexión entre los reinos celestiales y terrenales.

El culto a la serpiente emplumada también desempeñó un papel fundamental en la cosmogonía teotihuacana. La figura de la serpiente emplumada, conocida como Quetzalcóatl en la mitología náhuatl, era venerada como una deidad creadora y civilizadora. La serpiente emplumada se asociaba con el renacimiento y la renovación, aspectos esenciales en la concepción del tiempo cíclico de los teotihuacanos. Además, la serpiente emplumada se representaba en asociación con las estrellas y la esfera celeste, conectando así los elementos celestiales con la creación y el sustento de la vida en la Tierra.

La arquitectura de Teotihuacán también refleja la cosmogonía de la civilización. La Calzada de los Muertos, la avenida principal que atraviesa la ciudad, se considera un eje cósmico que conecta las pirámides del Sol y la Luna. Este diseño simboliza la conexión entre el inframundo, la tierra y el cielo, subrayando la importancia de la dualidad y la interconexión en la concepción teotihuacana del cosmos.

La observación astronómica también era fundamental para los teotihuacanos. Se cree que las aberturas y orientaciones específicas de las estructuras permitían a los habitantes de la ciudad marcar eventos astronómicos importantes, como los equinoccios y solsticios. Estas observaciones astronómicas no solo tenían un propósito práctico, sino que también estaban vinculadas a creencias religiosas y cosmogónicas, enfatizando la conexión entre el cielo y la tierra.

La cosmogonía teotihuacana se entrelaza con la complejidad de sus rituales religiosos y ceremonias. Los murales encontrados en la ciudad representan ceremonias de autosacrificio, mostrando la conexión simbólica entre la sangre derramada y la fertilidad de la tierra. Estas prácticas ritualísticas eran esenciales para mantener el equilibrio cósmico y garantizar la prosperidad de la comunidad.

Aunque muchas preguntas sobre la cosmogonía teotihuacana siguen sin respuesta, las investigaciones arqueológicas y la interpretación de los elementos artísticos y arquitectónicos han permitido una comprensión más profunda de esta antigua civilización. La visión del universo de los teotihuacanos, marcada por la interconexión entre lo celestial y lo terrenal, revela una cosmovisión rica y compleja que sigue intrigando a los estudiosos de la historia y la arqueología.

Otras Noticias en MexicoHistorico.com: