Hildegart Rodríguez Carballeira fue una importante figura del feminismo y la política en México durante el siglo XX. Nacida el 13 de febrero de 1914 en La Coruña (España), llegó a México en 1919 junto con su familia, huyendo de la dictadura de Primo de Rivera. Desde joven, Rodríguez Carballeira mostró un gran interés por la política y la igualdad de género, participando activamente en movimientos feministas y socialistas.
En 1931, a los 17 años de edad, Hildegart Rodríguez se convirtió en la primera mujer en ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de México. Durante su tiempo en la universidad, se involucró en el movimiento estudiantil y fundó el periódico “Feminismo”, en el que expresaba sus ideas y luchaba por la igualdad de derechos para las mujeres.
En 1932, Hildegart Rodríguez fundó la Asociación Mexicana de Mujeres Universitarias, convirtiéndose así en la principal promotora de la educación y la participación política de las mujeres. Además, fue una de las primeras mujeres en México en utilizar su nombre de manera completa, desafiando así las convenciones sociales y patriarcales de la época.
Rodríguez Carballeira fue una defensora incansable de los derechos reproductivos de las mujeres y, en 1933, fundó la Asociación Nacional de Mujeres Libres. Esta organización abogaba por el acceso a métodos anticonceptivos y la abolición de las leyes que penalizaban el aborto, en un momento en que estos temas eran todavía considerados tabú en la sociedad mexicana.
En 1935, Hildegart Rodríguez se unió al Partido Comunista Mexicano (PCM) y se convirtió en una de las principales líderes del partido. Su activismo político y su defensa de los derechos de las mujeres la llevaron a convertirse en una figura polémica y controvertida en la sociedad mexicana de la época.
Sin embargo, su carrera política y activista fue abruptamente interrumpida en 1936, cuando Hildegart Rodríguez fue arrestada y encarcelada bajo cargos de conspiración y sedición. Durante su tiempo en prisión, Rodríguez fue sometida a tortura y maltratos, lo que deterioró su salud física y mental.
Tras su liberación en 1937, Rodríguez decidió exiliarse en la Unión Soviética, donde continuó su lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Sin embargo, su estancia en la Unión Soviética fue breve y regresó a México en 1939.
A su regreso, Rodríguez intentó revivir su carrera política y reorganizar los movimientos feministas en México. Sin embargo, su estancia en la Unión Soviética y su relación con el PCM generaron desconfianza y rechazo en algunos sectores de la sociedad mexicana.
A partir de la década de 1940, Hildegart Rodríguez fue marginada y olvidada por la mayoría de la sociedad mexicana. Aunque siguió luchando por los derechos de las mujeres y se mantuvo activa en el ámbito político, su influencia se redujo considerablemente.
Hildegart Rodríguez falleció el 2 de abril de 1933 en Ciudad de México, a los 32 años de edad. Aunque su legado y contribuciones al feminismo y la política en México han sido poco reconocidos a lo largo de los años, su valiente lucha por la igualdad de género sigue siendo una inspiración para las mujeres mexicanas en la actualidad. Su nombre y su legado merecen ser recordados y honrados en la historia de México.