El gobierno de Agustín de Iturbide y su impacto en la economía mexicana

Agustín de Iturbide, uno de los personajes más controvertidos en la historia de México, asumió el mando del primer gobierno independiente del país en 1821. Su corto pero significativo reinado tuvo un impacto profundo en la economía mexicana, marcando tanto avances como retrocesos que sentaron las bases para el desarrollo económico posterior.

El trasfondo económico de México al momento de la independencia era complejo. Durante la época colonial, la economía mexicana, entonces parte del Virreinato de la Nueva España, había estado estructurada en torno a la minería de plata, la agricultura y un comercio bajo el estricto control de la Corona española. La independencia le brindó a México la oportunidad de repensar su economía, pero también le presentó numerosos retos debido al colapso de las instituciones coloniales.

Una de las primeras acciones que Iturbide emprendió fue tratar de estabilizar la economía nacional, que había sido severamente afectada por años de guerra. El país enfrentaba una deuda externa considerable y una infraestructura económica debilitada. El comercio se había reducido drásticamente, y los ingresos fiscales habían disminuido, lo que comprometía seriamente la capacidad del nuevo gobierno para implementarse efectivamente.

Iturbide buscó diversas estrategias para mitigar estos problemas económicos. Implementó medidas para controlar el gasto público y reorganizar las finanzas del gobierno. Sin embargo, su capacidad para generar ingresos fiscales fue limitada debido a la inestabilidad política y la desconfianza generalizada hacia las nuevas autoridades.

A nivel comercial, Iturbide intentó reactivar el comercio a través de la apertura de puertos que habían estado cerrados bajo el régimen colonial, así como promoviendo el comercio exterior. Se firmaron tratados con diversas naciones para incentivar las transacciones comerciales y se intentaron atraer inversiones extranjeras. No obstante, las constantes insurrecciones internas y la falta de un marco jurídico claro y confiable dificultaron la consolidación de estos esfuerzos.

Una de las principales dificultades económicas durante el reinado de Iturbide fue la depreciación de la moneda. La escasez de metales preciosos y la falta de confianza en la economía llevaron a una inflación considerable y a la pérdida de valor de la moneda nacional, lo cual exacerbó la inseguridad económica de la población.

En el ámbito agrícola, Iturbide intentó modernizar el sector, pero nuevamente se encontró con resistencias y limitaciones. Las haciendas y grandes latifundios, parte integral de la economía colonial, seguían en manos de la élite que a menudo se mostraba poco cooperativa con las políticas del nuevo régimen. Iturbide promovió reformas agrarias que, sin embargo, no llegaron a implementarse de manera efectiva.

El sector minero, principal motor económico durante la colonia, experimentó una grave crisis. Las minas quedaron en estado de abandono durante la guerra de independencia, y reactivarlas requería una inversión que el joven estado mexicano no podía costear. Sin capital extranjero dispuesto a invertir en condiciones tan precarias, la minería permaneció en una situación crítica.

El breve pero intenso gobierno de Iturbide también enfrentó enormes dificultades en términos de deuda externa e interna. El país heredó una deuda significativa de la época colonial, y la independencia no anuló esas obligaciones. Intentos de renegociación y búsqueda de nuevos préstamos internacionales fueron limitados por la poca confianza que los actores externos tenían en el nuevo gobierno mexicano.

A pesar de las dificultades, Iturbide trató de fomentar un sentido de unidad y confianza en las nuevas instituciones económicas del país. Promulgó diversas iniciativas que buscaban racionalizar la administración pública y hacer más eficiente la recaudación de impuestos. Un ejemplo fue la creación del Tribunal de Cuentas, encargado de auditar las finanzas del estado, aunque su efectividad fue limitada por la precaria situación económica y el constante clima de inseguridad.

El impacto a largo plazo del gobierno de Iturbide en la economía mexicana es mixto. Su administración, aunque turbulenta y breve, sentó ciertas bases para futuras reformas económicas y ofreció una primera aproximación a los retos de establecer una economía independiente y funcional. Sin embargo, muchos de los desafíos económicos que enfrentó no serían plenamente abordados hasta mucho tiempo después.

A pesar de las dificultades y los fracasos, el periodo de Iturbide es esencial para comprender los primeros pasos de México como nación independiente. Persistieron muchas de las viejas estructuras coloniales, pero hubo una transformación inicial que marcó el comienzo de un largo y arduo camino hacia la modernización y estabilización económica.

El colapso del gobierno de Iturbide en 1823, apenas dos años después de su instauración, reflejó no solo su incapacidad para enfrentar los desafíos económicos sino también las divisiones políticas y sociales dentro del país. Su caída sirvió como lección para los futuros líderes sobre la importancia de la estabilidad política como base para una economía en crecimiento.

En resumen, el gobierno de Agustín de Iturbide tuvo un impacto profundo y multifacético en la economía mexicana. Aunque su reinado fue breve y lleno de desafíos, ofreció las primeras tentativas hacia la creación de una economía independiente y sólida. Las políticas y circunstancias de su administración dejaron lecciones que serían cruciales para el desarrollo económico de México en las décadas posteriores.

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