La denominada "Década Perdida" se refiere a un periodo crucial en la historia económica de México, específicamente a los años 1980, durante los cuales el país enfrentó una serie de crisis y desafíos económicos que dejaron secuelas significativas en su desarrollo. Este lapso, marcado por recesiones, altas tasas de inflación y dificultades financieras, tuvo un impacto duradero en la economía y la vida cotidiana de los mexicanos.
El inicio de la Década Perdida se remonta a la crisis de la deuda latinoamericana a principios de los años 80. México, al igual que otros países de la región, experimentó dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras internacionales. El gobierno mexicano se vio obligado a renegociar su deuda con los acreedores internacionales, lo que resultó en medidas de austeridad y reformas económicas estructurales.
Uno de los momentos más emblemáticos de esta crisis fue la devaluación del peso mexicano en 1982. Esta medida tuvo consecuencias drásticas, incluyendo un aumento significativo en la inflación y una disminución en el poder adquisitivo de la población. Además, el gobierno implementó políticas de ajuste estructural recomendadas por organismos financieros internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que incluyeron la reducción de subsidios, la privatización de empresas estatales y la apertura gradual de la economía.
La apertura económica, si bien buscaba estimular la inversión extranjera y la competitividad, también generó desafíos internos. La eliminación de aranceles y la entrada de productos extranjeros afectaron a la producción nacional, especialmente en sectores tradicionales. La reestructuración económica, aunque necesaria, no estuvo exenta de tensiones y resistencias sociales.
En el ámbito social, la Década Perdida dejó un legado de desigualdad y pobreza. Las medidas de austeridad impactaron de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la sociedad, aumentando la brecha entre ricos y pobres. El desempleo también se incrementó, generando tensiones y malestar social.
A pesar de los desafíos económicos, la Década Perdida también fue un periodo de transformación. Se sentaron las bases para futuras reformas, y el país comenzó a adoptar un enfoque más orientado hacia la estabilidad macroeconómica. Al final de la década, México experimentó una cierta recuperación económica, pero las cicatrices de esos años difíciles permanecieron.
La Década Perdida dejó lecciones importantes para México en términos de gestión económica, soberanía financiera y desarrollo sostenible. Aunque representó un periodo de turbulencia, también marcó el inicio de un proceso de cambio y adaptación que influyó en las políticas económicas subsiguientes y en la forma en que el país aborda los desafíos económicos y sociales.
Fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929 |
Asesinato de Venustiano Carranza en 1920. |
Asesinato de Álvaro Obregón en 1928. |
Fusilamiento de Victoriano Huerta en 1916 |
Exilio de Porfirio Díaz en 1911. |
Asesinato de Francisco Villa en 1923 |
Asesinato de Emiliano Zapata en 1919 |
Decena Trágica en 1913, un golpe de Estado que derrocó al presidente Francisco I. Madero y asesinó a él y al vicepresidente Pino Suárez |
Inicio de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910 |
Plan de San Luis Potosí en 1910, proclamado por Francisco I. Madero, llamando a la lucha armada contra el gobierno de Porfirio Díaz |